Las descripciones de las ofertas de empleo suelen contener un lenguaje sesgado en función del género en relación con las características de los candidatos deseados. Consciente o inconscientemente, la redacción adoptada por los reclutadores suele estar contaminada con términos que se asocian culturalmente con el género masculino o femenino y conducen a un sesgo de autoselección por parte de los posibles candidatos. La opinión pública es consciente desde hace muchos años de los problemas a los que se enfrentan las mujeres en relación con la empleabilidad y el acceso a las oportunidades de empleo. Aun así, la cuestión del sesgo de género en las descripciones de los puestos de trabajo sigue siendo un problema. Tanto en la mente de los reclutadores como en la de los candidatos, la asociación de un determinado género a algunas profesiones sigue siendo muy común, lo que limita el atractivo inicial de algunas oportunidades para muchos. Además, estos retos son bidireccionales en el sentido de que se imponen tanto a los futuros candidatos como a los empleadores y/o responsables de RRHH. A veces, simplemente la forma en que se presenta un anuncio de un puesto vacante puede, involuntariamente, hacer que se presenten más personas del sexo masculino a pesar de las cualificaciones requeridas.